Vas a ese rinconcito del dolor y lo primero que encuentras es un grupo de personas que, sentadas en unos sillones, están enganchadas a una maquinita que suena y suena... y todo el personal corre a hacer la tarea necesaria.
Cuando estás allí -porque tú vas a ocupar uno de esos sillones- tienes muchísimo miedo. No sabes cómo va a reaccionar tu cuerpo ante una medicación tan fuerte. Sólo hay que aceptar que es un tratamiento confeccionado específicamente para curar tu cáncer.
Y te sientas, y te cogen tu vía y en ese momento lo observas todo y te empapas de todo porque te sientes muy necesitada de protección.
El personal de ese rincón tan diferente, ha de ser y es especial. Tienen, objetivamente hablando, un trato muy limitado con el paciente: coger una via, enganchar los sueros, controlar que funcionan y procurar que todo llegue a su fin sin dificultades.
Pero no, no es así. ¡Como te miman! Desde el momento en que te van a coger la vía ya están con el cuidado, con el mimo y hasta con los piropos (Manolo, con su melena rubia, me decía, qué buenas venas tienes).Y la cara de complicidad y procurar que no te duela, y las sonrisas y todos corriendo al son de los pitidos.
Si necesitas información, no hay más que acercarse a Paco, que con toda la eficacia del mundo te relata qué te está poniendo, qué síntomas te va a producir, las molestias, los dolores y cómo desde allí están minimizando los daños. Paco, todo lo controla como si sintiera ese lugar su casa. Es la garantia de calidad. Es especial
Y Mari Angeles también se fue y se quedó el ruido que montaba y su amabilidad.
Cómo no mencionar a Emi, tan concentrada en su labor y tan atenta y a Reyes que contestaba "voy!" cada vez que pitaba una maquinita.. todo el día estaba voy, voy...
Es fundamental cómo hacen su trabajo y destacar su profesionalidad, pero yo les daría un gran aplauso, porque con ese tratamiento tan pesado, tan cruel y que ellos hacen más llevadero, no sólo curan, es que pueden acabar con el cáncer y con ese horrible binomio CANCER-MUERTE.
No, el cáncer se cura. Ellos son testigos y artífices de esa realidad, como adyuvantes de la labor quirúrgica.
Gracias por haberos conocido y contribuido a mi curación.
E.O. (paciente oncológica)
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